“El éxito consiste en vencer el temor al fracaso”
Charles Augustin Sainte-Beuve
Si hay algo que la vida y la historia nos ha demostrado, es que nadie es tan afortunado como para nunca fracasar. El fracaso forma parte de nuestro día a día como uno de los métodos de enseñanza y aprendizaje más certeros, directos y eficaces que existen. Sin embargo, como seres humanos, es más que comprensible que uno de los temores más grandes que nos aqueje sea el temor al fracaso y la decepción.
Es increíblemente alta la cantidad de personas emprendedoras con unas muchas ganas de dar ese gran paso en sus vidas hacia el éxito, con visiones empresariales trascendentales y con expectativas claramente ambiciosas. La mayoría de los emprendedores poseen fantásticas ideas de negocio, pero en ocasiones no se animan a poner en marcha su proyecto por el inminente miedo al fracaso; incluso a veces ese temor es mucho más fuerte que sus sueños y aspiraciones.
Son miles los testimonios de grandes personajes de la historia, que dedicaron su vida a metas en distintos campos en específico, y que en más de una ocasión fracasaron y se vieron de frente con la tenebrosa cara del miedo. Pero son esos mismos testimonios, los que incluso hoy en día resultan increíblemente inspiradores y permiten que veamos al fracaso como un eslabón más hacia el éxito. Esto es aplicable con cualquier ámbito de la vida, pero en especial, en el campo profesional y de los negocios, su significado toma un giro relevante.
Es en base a esto que sabemos que un camino fácil no te llevará a un buen destino. De allí, que sin duda alguna, lo que establece la diferencia entre personas exitosas y menos exitosas, es la habilidad que tengan para asumir riesgos y especialmente la voluntad para enfrentarlos y superarlos. Los que hoy en día son famosos y grandes empresarios, en su momento probablemente también fueron emprendedores que fracasaron al menos un vez, y es gracias a las enseñanzas que obtuvieron en el camino, que lograron crear con éxito sus negocios.
Es más que normal, que los emprendedores decaigan por su falta de experiencia e incluso tal vez por el hecho de estar muy motivados con sus ideas de negocio, sintiéndose temerosos ante la posibilidad de no triunfar. En este sentido, es lógico que el fracaso nunca esté presente en nuestros planes de negocio, pero como pensamiento negativo, puede aparecer en nuestra mente en más de una ocasión, interviniendo en nuestra toma de decisiones.
En base a lo descrito anteriormente, y en aras de ayudarte en la medida que sea posible a que alcances el éxito, a continuación describiremos a detalle las 3 principales razones por la que los negocios nuevos fracasan.
- Comenzar un negocio a lo grande.
Si bien es un hecho demostrado que, para ser un emprendedor exitoso es indispensable tener la capacidad y valentía para asumir riesgos, es importante tener en cuenta que, el riesgo siempre será elevado si emprendes un negocio con una gran inversión tener la garantía de su rentabilidad. Por este motivo, es importante abastecer a tu empresa con los recursos necesarios, alquilar en vez de alquilar un local, y abrir solo una sucursal, en un primer tiempo. También el uso de los recursos marcará la diferencia, por lo que lo recomendable es contratar expertos en el tema para que te asesoren en la gestión de la materia prima de tu negocio.
- No contar con reservas de dinero
Al iniciar un negocio, como es lógico, tendrás una serie de gastos; estos, en dependencia del negocio, podrán ser medianos o altos. Manejar de manera desordenada el presupuesto de gastos, puede ser un importante motivo de riesgo para tu negocio. De allí que, resulta esencial contar con una reserva de dinero mensual, para así amortiguar las circunstancias inesperadas que se te presenten. Anticiparse a las situaciones siempre es una medida inteligente, especialmente en cuanto a dinero se trata.
- Dudar de tu estrategia
Al entrar en el campo comercial es necesario que lo hagas con un buen plan y una buena estrategia, pero empleando un solo destino para tu negocio. Si pierdes mucho tiempo y esfuerzo armando tu plan estratégico, puede que la competencia te gane en la carrera. Confía en tu instinto y cree plenamente en lo que quieres alcanzar, y sin duda alguna, con los recursos adecuados y la gestión correcta, lo vas a lograr.